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martes, 13 de enero de 2009

Hombres x la igualdad el vivo ejemplo de una lucha junto a nosotras!!!




La Universidad me abrió muchas puertas y dejó una honda huella en mi. Yo vengo de una familia con un padre muy autoritario y tradicional, con una situación conflictiva que desembocó en el divorcio de mis padres y en la ruptura familiar. Además me formé en una escuela religiosa masculina. Fueron diversas experiencias las que me llevaron a querer conocerme mejor y mis problemas de comunicación. Entre ellas tuve algunos problemas de pareja, contradictorias experiencias con homosexuales, una relación conflictiva con mi padre, pero sobretodo una gran ignorancia sobre las relaciones y la sexualidad. Y fue en la Universidad dónde tuve acceso al discurso feminista, que ha sido el que realmente me permitió comprender mis malestares y puñeterías. Pero ¿por qué tomar un papel activo a favor del feminismo?
Porque mis malestares personales lejos de ser individuales forman parte de un conjunto de problemas sociales mucho más amplio, el sexismo, del que soy parte y víctima al mismo tiempo. Sin embargo la mayor parte de los hombres no entienden qué significa el sexismo, e incluso aquellos que reconocen que las mujeres están discriminadas en nuestra sociedad, en pocos casos entienden que este sea un problema de o para los hombres.
Han sido generalmente las mujeres, no sólo como movimiento social y político, sino como parejas, amigas, compañeras o familiares, las que nos han enfrentado con quiénes somos y cómo nos comportamos, ya que en realidad parece que hemos cambiado bien poco y seguimos siendo “los hombres” el problema: hombres que ejercen la violencia contra las mujeres que se niegan a seguir siendo dominadas (ola de asesinatos), hombres que ejercen la violencia contra otros hombres que se salen de la versión oficial de lo que debe ser todo un hombre (la homofobia, los blandos, etc), hombres que detentan la hegemonía y el poder en definitiva.
Parece que no somos capaces de ver cómo estamos implicados en el sexismo si no es por la fuerza con la que ellas nos han confrontado con nuestras puñeterías y privilegios. Pero creo que sería también muy importante partir de la idea de que el feminismo nos ha abierto un nuevo campo en positivo para redescubrirnos.
Muchos empezamos a sospechar desde pequeñitos que había algo que fallaba, generalmente por nuestra incomodidad con aquello que se supone que nos daba acceso a ser esos seres tan importantes, ser todo un hombre.
Muchos hombres viven mal esa presión que continuamente nos auto-inflingimos, nos inflingen e infligimos a otros hombres. Pocos somos capaces de romper el silencio, y menos son los que podemos acceder a la información que nos permita identificar certeramente el origen de nuestros malestares, comprenderlos y cambiar. En general, tenemos poco contacto con nuestras emociones y hemos sido educados para dar respuestas inmediatas, mediante la acción. Nuestra socialización nos ha supuesto una traba para comprender nuestro papel como agentes de la discriminación y estamos cargados de resistencias.
Tendemos a buscar chivos expiatorios, que para mayor desgracia suelen ser nuestras víctimas. Estamos llenos de resistencias y cuando se habla de los hombres parece que no somos capaces de distanciarnos y ser autocríticos. En cuanto se habla de los hombres solemos saltar a la defensiva y buscar todo tipo de agravio comparativo estúpido -y marginal al debate-, para defender que “yo” no soy culpable. Siempre nos sentimos aludidos personalmente ¿Por qué?
Aunque fuera doloroso reconocer mi culpabilidad en el dolor que he causado, o simplemente reconocer el dolor sufrido por no adecuarme a lo que esperaban de mí como varón, fue cuando empecé a interesarme y escuchar las reclamaciones de las mujeres, cuando muchas de mis experiencias comenzaron a cobrar sentido.
Mucho de ese dolor y experiencias no compartidas hasta ese momento surgían en todos nosotros cuando comenzábamos a abrirnos en las reuniones de hombres: la crueldad con el débil, con el que transgrede la norma y hace cosas de chicas, el colegio y el respeto y admiración a través de los éxitos deportivos, las difíciles primeras relaciones con chicas, las no menos difíciles primeras relaciones con hombres, los celos, las complejas relaciones con nuestros padres, las dificultades para establecer amistades íntimas con varones, el tan falso "mito del mejor amigo", los problemas de la homofobia, los mandatos de competitividad ("complejo de llanero solitario"), la prevención contra toda relación afectiva en todo ámbito excepto en el sexual heterosexual, la sexualización de lo afectivo, la primacía de la demostración de la virilidad en las relaciones con los amigos (colegueo por encima de la amistad), la supuesta autosuficiencia, la tendencia a no reconocer aquellos sentimientos que nos producen vergüenza, etc.


hombres por la igualdad, a nivel internacional, hacemos campañas de educación comunitaria y talleres con niñxs y jóvenes en las escuelas sobre la discriminación de género, las relaciones sexuales, la prevención del SIDA y el uso de los preservativos, la lucha contra la homofobia; ofrecemos charlas en los lugares de trabajo sobre el acoso sexual, el riesgo y la masculinidad, el trabajo doméstico y el cuidado. También damos orientación y terapia a otros hombres que perpetran agresiones, y hacemos mediación en situaciones de conflicto en procesos de separación o divorcio, por citar otras actividades más controvertidas. También estamos preocupados por la salud masculina, realizamos activismo por los derechos humanos, luchamos por los derechos de las prostitutas y en contra del tráfico de “blancas”, nos preocupa además el tráfico de armas, el creciente militarismo y los valores que se cultivan en los ejércitos, realizamos investigación sobre las masculinidades a todos los niveles, y trabajamos en el desarrollo de currículos coeducativos en las escuelas. Solemos trabajar en colaboración con las feministas y los servicios para las mujeres (por ejemplo en los Centros de crisis para mujeres violadas y maltratadas, Casas de Acogida, etc.), apoyamos sus campañas y la consecución y consolidación de sus derechos civiles, educativos, laborales y sociales.
Algunos también participan o han participado en “grupos de toma de conciencia”. En todo caso, nuestro compromiso con el feminismo se manifiesta intentando vivir nuestra cotidianeidad de forma respetuosa e igualitaria con las mujeres y otros hombres, ya sea en nuestros hogares, lugares de trabajo, en la familia, en el ocio o en las calles.
http:/www.hombresigualdad.com

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