El progreso en su infalible marcha hacia la perfección humana, trae consecuencias fatales para los asalariados y de ahí la necesidad de que todos los obreros nos unamos y nos eduquemos para poder conocer los medios con que precavernos de la situación angustiosa a que somos arrastrados.
Pero si los hombres necesitan unirse entre si y ayudarse solidariamente para poder luchar y vencer todas las ignominias a que nos obliga la civilización actual, no deben abandonar a la mujer que hoy día es más vilipendiada, esplotada y ultrajada que en los mismos tiempos de la esclavitud.
Actualmente las jóvenes, desde los doce años tienen que ir a trabajar a la fábricas o talleres para ayudar a sus padres o a la familia en los gastos de la mantención y es aquí cuando principia la esplotación terminando con la prostitución de la joven.
Indigna al pensar solamente en las miles asechanzas que esperan a las jóvenes obreras desde que salen de regazo familiar; el ambiente las contagia, les agrada la decencia y el lujo, les gustaría imitar a las señoritas de la aristocracia, pero su sueldo es mísero, no alcanza ni para lo más necesario, entre tanto el patrón aparece tentador, les ofrece buen sueldo, hermosos regalos, bondades sin fin y la joven asediada por la ruina que la encuadra en un marco de hierra, se prostituye aceptando sin amor y únicamente el lucho a un ser a quien debía despreciar.
¡Obreros, padres y hermanos! ¿ No sentís bullir la sangre en vuestras vidas?
¿Estas tan corrompidos o el alcohol os ha degenerado tanto que no tenéis un jesto de rebelión para castigar a los que esplotan y ultrajan a vuestras hermanas e hijas?
¡Oh! que cobardes sois.
Violeta Martínez
0 comentarios:
Publicar un comentario