PROYECTO ENVOLTURA. OBRA CORAL
COLECTIVO LA REDHADA
“Etimológicamente del latín vulva, ENVOLTURA es una alusión íntima y signo de género que enuncia voluntad de protección y defensa. En la intertextualidad podemos extender su significado hacia dos ejes temáticos conformando la estructura de nuestro proyecto: por un lado una fuerza íntima centrípeta, cargada de pasión, exhuberación, erotismo o sensualidad, ocultismo, fantaseo propia de la idiosincracia y poderío visual de la mujer Caribe y, por otro una fuerza en clave F centrífuga que, bajo el sentido de arte extendido buscamos una resonancia en la esfera pública, en ese espacio común presentido como poética cósmica de lo personal hacia lo político tendiente a la solidaridad, el trabajo colectivo o comunitario, el encuentro con lo natural, la participación, lo intercultural, la creación de redes. Las dos fuerzas deben por lo tanto trabajar paralelamente en lo que denominamos la Obra Coral.
Si hablamos de esta segunda fuerza, estableceremos un hilo de conexión entre la situación del colectivo de mujeres en Caribe colombiano y los lineamientos de lucha del arte feminista internacional. Al recordar el grave fenómeno de desplazamiento forzado por el conflicto armado recrudecido en la última década en nuestro país, “más del 50% son niños, niñas y mujeres, lo cual ha generado una situación de inestabilidad latente y de vulneración permanente de sus derechos humanos” Especificamos que, para las mujeres desplazadas, la violencia se ciñe sobre sus cuerpos pues han sido y siguen siendo “víctimas de torturas, esclavitud sexual y muchas otras formas basadas en la violencia de género, y víctimas en tanto cuerpos convertidos en territorio del conflicto armado... víctimas en tanto discriminadas por su condición de mujeres”
A esto hay que añadir el descrédito del Gobierno colombiano al dejar en evidencia su postura indiferente en el fallo judicial proferido por la Corte Constitucional mediante el Auto 092 de 2008 en el cual hace énfasis en la creciente vulnerabilidad de las mujeres en el contexto del conflicto armado, ya que ellas, además de soportar el desplazamiento forzado, vienen siendo objeto de una perversa estrategia bélica que las hace víctimas de sistemáticos crímenes sexuales, ocultados por el manto de silencio e impunidad que tiende la perversa mentalidad que las condena a estigmatización, vergüenza o escarnio público… ¡al tiempo que les niegan justicia y reparación!
De nuevo la violencia sobre el cuerpo de la mujer, el hostigamiento por una condición femenina impuesta, los roles, el patriarcado y machismo ahora dotados con mas armamentos, la violación de derechos permitida desde los estamentos de gobierno...¿Cabe o no cabe una apuesta por el feminismo en la Costa Caribe?
Desde hace décadas, la ciudadanía costeña sigue siendo cómplice por la indiferencia o la supuesta naturalización de la violencia (latente o manifiesta) contra la mujer: acciones, gestos, palabras o actitudes que cotidianamente las vulneran física, moral, mental y espiritualmente; por ejemplo, son numerosas las persecuciones machistas en el espacio público de ciudades como Cartagena de Indias, Barranquilla, Santa Martha, Montería. No hay respeto, los piropos se tornan en pequeños insultos a la condición femenina, a sus vestimentas, a la forma de caminar o actuar, los hombres pueden cuestionar públicamente si la mujer fuma o no utiliza sujetador en el espacio público. Se llega incluso a abusos sexuales pues los hombres del Caribe colombiano tienen poder para tocamientos, sin que nadie diga nada.
La mayoría de mujeres artistas inmersas en esta subcultura de roles impuestos permanecemos también indiferentes frente a esta realidad, aún así puede que en nuestras obras artísticas ya estemos cuestionándola. A todo esto hay que sumarle la desigualdad económica y el clasismo imperante en las grandes capitales del Caribe colombiano. Preguntamos al aire ¿Tenemos servicio doméstico en nuestros hogares caribeños? Si es así, ¿Alguna de nosotras le ha preguntado a la empleada si es desplazada o en qué condición vive? ¿Ha ido a visitarla? ¿Nos aseguramos que la estamos tratando bien, sin explotarla, ni discriminarla? Muchas de nuestras familias piensan que estamos haciendo la obra de caridad al contratar a mujeres desplazadas o de estrato 1 y 2 (en Colombia todavía existe la estratificación social). No es costumbre pagar el servicio doméstico acorde con el ya consabido paupérrimo salario mínimo, ni que decir de las prestaciones sociales. El anterior problema se recrudece, por la casi que establecida, discriminación racial y étnica (las mujeres afrodescendientes se llevan la peor parte) aunada a los signos de pobreza y exclusión social (se dice que en Cartagena de Indias el 80% de la población vive en el umbral de la pobreza y la mayoría son mujeres y niños...por supuesto sus niños!) No nos enteramos de lo que sucede en la periferia, en los extramuros, y a pesar de que algunas de nuestras obras ya consideren el tema, lo tratamos superficialmente, sin involucrarnos en la causa, como sí lo hicieron las mujeres artistas anglosajonas. Se propone desde este proyecto dejarnos “contaminar” de sus vivencias positivas y negativas, visitar sus ranchitos o las sedes de sus organizaciones, conversar con ellas, escucharles, para poder luego hablar desde lo subjetivo. Pese al panorama gris, los colectivos de mujeres desplazadas nos están dando una gran lección al organizarse, al dar cabida a sus propios recursos de defensa/denuncia legal, al trabajo en colectivo para sacar su lucha al escenario de la verdad; colectivos en la Costa Caribe como Asociación Mis Esfuerzos; la Red de Empoderamiento de Mujeres; el Grupo de Mujeres Por Un Mejor Futuro; la Iniciativa de Mujeres Por la Paz; el Observatorio de los Derechos Humanos de la Mujer con sede en Cartagena, la Liga de Mujeres Desplazadas y la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL Colombia) con sede en Cartagena de Indias, pueden verse comparados con planes de actuación de colectivos de mujeres en resistencia de otros países: Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, Las Mujeres de Negro, El Movimiento Chipko al norte de la India, las mujeres Zapatistas en México, las mujeres de RAWA en Afganistán, las mujeres del Frente Polisario en el Sáhara occidental. Todas ellas han tomado el timón de sus destinos, del pacifismo actual. Con sus consignas ¡Expulsemos la guerra de la Historia! y ¡La Solidaridad de las mujeres es nuestro poder! Siguen sembrando nuevos valores para el cambio social; valores igualmente colectivos: la autogestión, la solidaridad, trabajo comunitario y en red, como nos propone Lorena Wolfler, una artista mejicana quien ha puesto a disposición de la causa feminista sus performances y actos en el espacio público para contrarrestar el grave estado que viven las mujeres a causa de la violencia machista en ese país. En nuestro proyecto queremos rescatar dichos valores como fuerza centrífuga.
Si hablamos desde lo personal, como artistas caribeñas algunas veces llevamos la “cruz por dentro” y aunque no seamos víctimas de la violencia por conflicto armado, somos víctimas de la globalización, el mercado y la usurpación de la autoría Tenemos que emigrar, hacia la capital o hacia el exterior para seguir formándonos, en busca de nuevos espacios de exposición, donde nuestras sensibilidades artísticas tengan cabida. En la Costa Caribe colombiana no existen curadurías o convocatorias a exposiciones específicamente destinadas a valorar la obra de las artistas. Algunos historiadores de esta región nombran a las artistas pioneras por ser consortes o esposas de hombres artistas reconocidos, si queremos hablar de nuestra intimidad en nuestras obras, más bien nos intimidan y realizan cuestionamientos desde lo sexual y pecaminoso. Vemos desigualdad en el número de obras de arte realizadas por mujeres frente a la de los hombres en las colecciones de arte de los museos del Caribe colombiano, no existen cátedras ni actividades académicas con perspectiva de género, siendo en muchas ocasiones mayoría, las mujeres estudiantes y egresadas de programas académicos, entonces ¿A qué se debe que las cuestiones de género aun no estén en la mesa de las investigaciones de cultores, teóricos comisarios e investigadores?
Envoltura. Obra Coral intentará unificar las dos fuerzas en una sola voz; visibilizando la obra de mujeres artistas locales y retrotrayendo del exilio voluntario la experiencia de artistas costeñas residentes en el extranjero para enriquecer el panorama cultural de la región. Para lograr las metas debemos vincularnos a las causas y/o luchas de los colectivos de mujeres en nuestra región Caribe, en ambos casos ¡El desplazamiento es una respuesta, no es la solución!
Nuestra Obra Coral tiene tres etapas evolutivas (Punto G, Fricción, Fruición) las cuales no podrán llevarse a cabo sin una implicación directa del colectivo de artistas del Caribe, residentes en la región o en el extranjero, para organizarnos necesitamos consolidar un equipo de trabajo que coordine y ejecute el proyecto en sus tres fases. A este grupo le llamaremos LA REDHADA, y como dice su nombre el trabajo es en red, colaborativo, autogestionado y participativo.
Envoltura. Obra Coral quiere por lo tanto abrir una gran ventana para que entre el haz de luz hacia la visibilidad.
Esperamos no encontrarnos con un búnker óscuro e inexpugnable...” (Apartes del proyecto. cap. INTROITO)
jueves, 18 de marzo de 2010
Mañana 2 do Lady fest Barranquilla, (CRA 49 no 74-44 Luna Abril) - Contaremos con la participacion de la REDHADA- PROYECTO ENVOLTURA. OBRA CORAL
Publicado por Colectivo Cadenas & Rosas en 16:53
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